Historia de la Reserva Voluntaria

 

 

           Los reservistas , se denominen como se denominen, no son miembros permanentes del ejército constituido, sino el personal que al toque de rebato, en otras épocas, o mediante citación telemática, en la actualidad, se incorpora a su puesto para ayudar o complementar una capacidad militar más o menos determinada, según el momento histórico, individual o colectivamente.

 

       Para ello es preciso que se lleve a cabo una movilización, en el sentido más amplio de la palabra. Se trataba de conseguir normalmente un refuerzo al ejército que iba a la guerra o de suplir un cometido suyo (por ejemplo, la defensa del territorio) a fin de no distraer fuerzas de la misión principal.

 

       El concepto de Reserva, así definida, sólo y exclusivamente puede ir ligado, por tanto, a la existencia de un ejército permanente, circunstancia que se comienza a plantear con la Reyes Católicos a partir de la terminación de la Guerra de Granada. Ello no quiere decir que en etapas anteriores no hayan existido sistemas, a veces rudimentarios, que permitían el apoyo de grupos o poblaciones a los ejércitos reales, de una manera temporal cuando las circunstancias lo exigían y que constituían milicias de diversos tipos.

 

      Tienen que pasar años para encontrarnos con la primera movilización general de nuestra historia militar, que se produce en la Guerra de la Independencia y además, en muchas ocasiones, por la actuación decidida de un líder con capacidad de convocatoria.

 

      En la actualidad, al reservista no se le moviliza sino que se le activa por un período de tiempo que normalmente es inferior a 30 días al año, a excepción de Estados Unidos y algún que otro país de ascendencia sajona, en el que el concepto de reservista es totalmente diferente al nuestro.

 

       Nos tenemos que remontar a la segunda mitad del siglo XIX para que la figura del reservista aparezca claramente establecida en normas y reglamentos, y ello es debido a la aparición del antecedente del Sistema Militar Obligatorio. Se determinaba con él el tiempo de servicio en filas y el que debía permanecer en la Reserva una vez concluido aquél.

 

       La suspensión del SMO, anunciada el 31 de diciembre de 2001, abrió las puertas a la total profesionalización de las Fuerzas Armadas. Este proceso se puso en marcha sobre la base de los nuevos conceptos de los ejércitos modernos: pequeños, flexibles, operativos, bien dotados y con capacidad de proyección.

 

       La complejidad del proceso de profesionalización de las Fuerzas Armadas radicaba en que el sistema debía descansar en cuatro pilares básicos: los propios militares, que indiscutiblementedebían llevar el peso del proceso, los reservistas, concepto de nuevo cuño en su característica de voluntariedad, el personal civil de la defensa, indispensable en todos los ejércitos y la externalización de servicios, a fin de descargar al personal de todo lo que pudiera apartarle de sus cometidos como soldados.

 

        Y es en la Ley 17/1999 del Régimen de Personal de las Fuerzas Armadas cuando aparece formalmente instituida la figura del reservista en sus tres modalidades: el reservista temporal, constituido por el personal de tropa profesional al concluir su contrato, el RV, y el obligatorio.

 

        Nace la figura del RV como una necesidad permanente y no coyuntural del ejército profesional. No es el recuerdo histórico que queda del SMO en el que todo soldado al obtener la licencia debía permanecer obligatoriamente un tiempo como reservista a disposición de la defensa. Se trata de un nuevo y desconocido concepto, tanto para el estamento militar como para la sociedad civil y de cuyo mundo laboral el reservista ha de ser extraido con la imprescindible colaboración del empleador.

 

        La principal característica de este tipo de reservismo moderno es la voluntariedad para constituirse en un militar durante un período contractual determinado, que es lo que, en definitiva, convierte al reservista en un militar a tiempo parcial. Y como tal, el RV aporta a los ejércitos su experiencia profesional y sus capacidades en puestos voluntariamente elegidos y normalmente acordes con la función que desarrolla en la vida civil, y lo hace ejerciendo un derecho que tiene. Su empleo debe ser de forma individual o formando parte de pequeños equipos, aprovechando su especialización y experiencia profesional, excepcionalmente formando unidades y, desde luego, nunca para suplir carencias en las plantillas de los ejércitos, entre otras cosas por las propias circunstancias que rodean al reservista (formación,temporalidad,etc.).

 

 

 

         Es imprescindible para que el modelo se asiente definitivamnete, que los militares profesionales sepan darle aprovechamiento y sobre todo que entiendan la necesidad de contar con un contingente de reserva bien adiestrado, integrado y en disposición de incorporarse cuando las circunstancias lo requieran. Esta labor dentro de las Fuerzas Armadas tiene,además, un efecto adicional que se traduce en un apoyo moral a las fuerzas regulares. El militar profesional ha de ver en el RV a un ciudadano que viene a apoyarle en todo lo que pueda, y aunque a menudo no es mucho lo que puede hacer, su simple presencia,  de uniforme, a cambio tan solo del honor que le supone sentirse uno más, infunde a su compañero profesional la sensación de no estar apartado de la sociedad a la que sirve.

 

         Por otra parte, en unos tiempos en los que afortunadamente vivimos en paz y en los que resulta muy improbable una situación de crisis grave en la que deban  incorporarse de forma masiva, su MISION consiste en difundir lo que viene  llamándose  "cultura de la Defensa" entre la sociedad civil. Dicho de otra manera el RV es el más importante nexo de unión entre las Fuerzs Armadas y la sociedad civil. El reservista es un civil insertado en las Fuerzas Armadas y es un militar insertado en la sociedad civil. 

 

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